Este proyecto fue primero una voluntad común contra el olvido y la impunidad, luego un libro y ahora esta página que guarda memoria de los periodistas y trabajadores de la información asesinados y desaparecidos en México desde el 2 de julio de 2000, cuando inició la alternancia democrática, hasta el día de hoy.

El libro, que editamos en 2012 y que guardaba las 127 hojas de vida de los periodistas y trabajadores de la información asesinados o desaparecidos durante las dos primeras legislaturas de la alternancia democrática, no está a la venta. Nunca lo estuvo. Sólo fue posible adquirirlo en la página que Goteo.org nos abrió para hacer una campaña de crowfunding que nos permitiera hacerlo. Las donaciones y la colaboración editorial y logística de la UdeG, sirvieron finalmente para hacer 1500 ejemplares que regalamos en el VIII Encuentro Internacional de Periodistas: Los otros caminos de la información, que se celebró en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2012, donde lo presentamos.

Aunque en este espacio virtual, aquel proyecto, lamentablemente sigue creciendo.

Siéntanse libres de difundir este trabajo para hablar de los riesgos que corren los periodistas de México y la situación que atraviesa el país. Éste es un proyecto creado con la filosofía Open Source que otorga implícitamente permiso para reproducir, distribuir y compartir el material publicado en esta web con la única condición de citar su procedencia, en atención a los autores y al conjunto del trabajo realizado. 

 

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ADOLFO SÁNCHEZ GUZMÁN

Muerte circunstancial

 

Padre soltero, Adolfo Sánchez Guzmán, soñaba ser un reportero del Canal de las estrellas. Corresponsal de Televisa para el centro de Veracruz, deseaba vehementemente salir en los principales noticieros de la televisora más poderosa de México y se afanó por hacerlo durante tres años, sin medir consecuencias, a pesar de que le pagaban sólo mil quinientos pesos al mes.

Fito, como le decían amigos y familia, tenía 31 años y manejaba un vochito (Volkwagen sedan) que le había regalado su padre. Su hija Adylen era su adoración: cada mañana la arreglaba y la llevaba a la escuela. Y así lo hizo aquel 28 de noviembre del 2006, antes de irse a reportear. Incluso pasó por ella al terminar las clases y fueron a comer a la casa de sus padres. A las 5.30h de la tarde, Adolfo se despidió. Ya no regresaría.

Sus padres lo reportaron desaparecido a las veinticuatro horas y como era conocido por el gobernador de la entidad, Fidel Herrera, lo comenzaron a buscar de inmediato. Al menos eso le dijeron a su familia, porque fue hasta el 30 de noviembre cuando Adolfo Sánchez Guzmán fue encontrado muerto, bocabajo, ejecutado con un balazo en la cabeza y con huellas de tortura, en la ribera de Río Blanco, municipio de Nogales, Veracruz.

Los policías ministeriales primero encontraron el vochito con las puertas abiertas y con las llaves puestas. Según el expediente 839/2006 de la Procuraduría General de Justicia del Estado, no había rastros de violencia y no estaba el reportero. Fue hasta un día después, a las 3.30h de la tarde, que gracias a la llamada de un niño descubrieron a Fito a orillas del Río Blanco: en los Viveros Forestales de la Colonia El Águila. Su cuerpo estaba tirado entre unos matorrales a unos metros de otro cuerpo: el de César Martínez López, alias el Pollo, un supuesto ex presidiario que había estado preso en el reclusorio de Cancún, Quintana Roo, por los delitos de robo y lesiones. A partir de la presencia del ex convicto fue que las autoridades comenzaron a procesar la justificación: “Estuvo en el sitio equivocado” dijeron, afirmando que el periodista había sido asesinado circunstancialmente.

Fito era corresponsal de Televisa para los municipios de Orizaba, Córdoba, Río Blanco, Nogales y Ciudad Mendoza, además trabajaba para la estación de radio Xhora Stéreo y colaboraba en las páginas de internet Enlace Veracruz 212 y Orizaba en Vivo. Sus últimos trabajos fueron sobre las bandas que robaban camiones de carga en la región de Córdoba y Orizaba, zona importante en el trasiego de todo tipo: diesel, gasolina y combustóleo extraídos de manera ilegal, así como drogas. Según la investigación de la periodista Ana Lilia Cepeda publicada en la revista Contralínea, el periodista César Augusto Vázquez, director de Enlace Veracruz 212 -un portal de internet con una amplia barra informativa y corresponsales en todas las regiones de Veracruz-, afirma que el Gobierno del Estado se encargó de difundir que Fito estaba “implicado” con bandas de robo de tráileres. Pero nunca aportaron un solo dato o evidencia.

César Augusto Vázquez recuerda que por aquellos meses la zona en la que Fito investigaba el trasiego estaba en pugna entre la banda Gente Nueva, del temido capo sinaloense el Chapo Guzmán, y los Zetas. Pero ni las autoridades ni la televisora tomaron en cuenta estos datos. Según el Gobierno del Estado los asesinos buscaban ejecutar a César Martínez López, el Pollo.

El 4 de diciembre de 2006, las autoridades estatales detuvieron a los hermanos Carlos y Julián Rosas Palestino, de 30 y 34 años de edad, originarios de Puebla y propietarios de camiones de carga. Según la investigación oficial ellos habrían ordenado matar a el Pollo “por haberles robado un camión y tomaron venganza porque no les hizo justicia la autoridad”. Bajo ese argumento decían que Adolfo había sido una víctima “circunstancial”. Es decir que “estaba en el lugar y el momento equivocados”, según el expediente 839/2006 de la Procuraduría General de Justicia del Estado. Lamentablemente Adolfo estaba cerca del lugar equivocado y con la gente equivocada, y por eso lo mataron por un motivo distinto a su profesión, dijo el Subprocurador de Justicia de la zona centro del Estado, Miguel Mina Rodríguez: “La muerte de Adolfo Sánchez fue circunstancial ya que no estaba implicado con el robo del tráiler, como César González, alias el Pollo, por lo que estuvo en el lugar equivocado la noche del jueves 30 de noviembre”.

Lo insólito del caso fue que al año siguiente, la familia del reportero recibió una llamada de las autoridades para que otorgara el perdón a los supuestos autores intelectuales del asesinato de Adolfo. El 18 de diciembre de 2007, el juez tercero de lo Penal de Pacho Viejo sentenció a Juan Carlos Rosas Palestino, como autor material, a 23 años de prisión y a la reparación del daño por 73 mil 296 pesos. En la misma sentencia, su hermano Julián, supuesto coautor material, fue absuelto “por falta de pruebas”. En noviembre de 2009, también Juan Carlos Rosas Palestino fue finalmente liberado bajo los mismos argumentos.

Televisa, la empresa que concentra el 85 por ciento de los canales de televisión abierta en México y que trasmiten en el canal 2, el Canal de las estrellas, los noticieros de mayor rating, argumentó que Fito era únicamente un colaborador y que el día de su ejecución estaba de vacaciones. 

 

 

Información adicional

  • Autor/a: José Gil Olmos
  • Bio autor/a: Periodista de Proceso. Fuente política, temas sociales, derechos humanos y narcotráfico.
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