Tú y yo coincidimos en la noche terrible

RAÚL MARTÍNEZ LÓPEZ

 

Una excepción que engrosa las listas

 

El nombre de Raúl Martínez López aparece en la lista de la Fundación para la Libertad de Expresión de periodistas asesinados en los diez últimos años en Veracruz. Este estado es uno de los más castigados por la violencia y la impunidad, y considerado una de las zonas más riesgosas para ejercer el periodismo a nivel mundial. En este periodo de tiempo, han sido asesinados 12 periodistas, cinco en los últimos 14 meses, según los datos de la fundación hasta el 29 de abril de 2012. Además, tres se encuentran desaparecidos.

Sin embargo, en diciembre de 2008 Raúl Martínez no ejercía el periodismo.

Raúl Antonio Martínez López tenía 53 años de edad cuando falleció. Fue uno de los fundadores del periódico Noreste de la ciudad de Poza Rica, seis años antes de su muerte. Era Licenciado en Ciencias de la Comunicación y su trabajo consistía en cerrar tratos con los anunciantes. Esta labor va muchas veces estrechamente relacionada con el área de Sociales, ya que muchos clientes buscan que sus celebraciones especiales (bodas, aniversarios, bautizos) aparezcan en el diario. Llevaba las cuentas de importantes clientes, como Grupo Llantero y PEMEX.

El cuerpo de Raúl fue encontrado sin vida la madrugada del 14 de diciembre de 2008 en su domicilio. Tenía doce heridas en el tórax y el cuello, realizadas con un picahielo y un cuchillo de cocina. El asesino y su cómplice huyeron tras el hecho en el auto del occiso, llevando consigo también aparatos electrónicos. Según la versión del asesino, Raúl le invitó a beber algo a las 4 de la madrugada. Él llegó a la casa en compañía de otro amigo, lo que causó incomodidad a Martínez. Tras una discusión, Martínez echó de la casa a los invitados. Hubo varios forcejeos entre los tres involucrados, quienes presuntamente se encontraban en estado de ebriedad.

Para Alejandro Valencia Pérez, quien relató los hechos a la policía, se solicitó la pena máxima de setenta años de cárcel por el delito de homicidio calificado y robo de vehículo. Fue encontrado sospechoso desde el primer momento, ya que él dio parte a las autoridades cuando “encontró” a las 10h de la mañana, el cuerpo sin vida de Raúl. Las autoridades descubrieron su responsabilidad en el crimen por la fragilidad de su testimonio, tras lo cual, él mismo confesó.

Valencia Pérez se desempeñaba anteriormente como policía, pero en 2008 trabajaba para la Cámara Nacional de Comercio. Era amigo de Raúl. Según datos aportados por algunos amigos de Raúl, Valencia era, además, la pareja sentimental de Martínez. Esta información no se ha llegado a comprobar, puesto que Martínez, a decir de sus allegados, era bastante reservado en cuanto a su vida sentimental. Sin embargo, en algunas reuniones los habían visto juntos y se sabía que compartieron casa.

El crimen de Martínez es quizá uno de los ‘negritos en el arroz’ de los crímenes contra periodistas. Su asesinato “sí me gusta aclararlo siempre, no tiene nada que ver con el narcotráfico o la política”, comenta el periodista de Noreste, Alberto Arizmendi. “No fue un caso en el que se atentara contra la libertad de expresión”, dice. Pero no sólo por eso, sino también porque a diferencia de muchos otros casos, sí hubo una investigación judicial, el crimen fue resuelto y Valencia Pérez cumple actualmente su condena.

Con todo y que Veracruz es calificado zona roja para ejercer el periodismo, Noreste no sigue protocolos de seguridad, ni en redacción ni en publicidad. “En este periódico no tenemos hasta el momento, por fortuna, a alguien que nos hayan matado por la labor periodística” comenta Arizmendi.

Para Eloy De la Cruz, editor de la sección de Sociales del periódico, el crimen de Martínez puede calificarse de “pasional”. También comenta que un asesor comercial y un periodista de sociales corren riesgos. En ventas declaran que hay que estar atentos a las circunstancias, sobre todo si algún cliente da información inconsistente sobre direcciones o nombres. En todo caso, De la Cruz acepta que han cancelado la sección de antros en la que los fotógrafos cubrían la vida nocturna de Poza Rica. “Hay que cuidarse de a quién sacas una foto”, dice.

Martínez era hijo único y no tenía descendencia. De su padre no se sabe nada y su madre había muerto hacía unos años. Sus mismos compañeros del periódico se encargaron de organizar el funeral y contaron con la ayuda de unas tías de Martínez para realizar las misas conmemorativas.

Los más allegados a Martínez coinciden en describirlo como un hombre noble y “siempre dispuesto a ayudar. No importaba la hora, o si era de trabajo o algo personal”, dice Fabiola Alejandre, del área de ventas. “Siempre se organizaban fiestas en su casa. Era muy alegre, my amable. No era sólo un compañero de trabajo, sino un amigo”. 

Información adicional

  • Autor/a: Ale Oseguera
  • Bio autor/a: Periodista en radio y medios impresos en Guadalajara, México y Barcelona, España. Ha cubierto temas de política, inmigración y cultura.

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