Tú y yo coincidimos en la noche terrible

FLOR VÁSQUEZ LÓPEZ

Flor: la siembra del miedo en el Istmo

 

Flor Vázquez López era una repartidora de periódicos del diario El Imparcial del Istmo, aunque no de forma permanente: a veces iba y otras no. Pero ese día se encontraba trabajando con Mateo Cortés y Agustín López Nolasco. Y ese día la mataron.

Era joven, tenía menos de 35 años, y era solitaria: pocas veces la vieron llegar al diario con amigos y familiares. Eso sí, era muy amiga de Agustín y Mateo, quien al parecer le consiguió el trabajo, pues él sí se dedicaba a transportar regularmente el periódico.

Los tiempos fueron realmente malos para el periodismo en el Istmo de Oaxaca cuando Flor viajaba en esa camioneta: de abril a octubre de 2007 los secuestros y extorsiones se dispararon en la zona. Se atribuía a la llegada de un grupo nutrido de matones de los Zetas, banda paramilitar caracterizada por su saña para hacerse sentir en los lugares que llega.

El diario para el que trabajaba Flor había recibido múltiples amenazas, aunque nunca se aclaró si ella fue amedrentada antes de ser asesinada el 8 de octubre de 2007, o si el ataque en contra de los tres repartidores en realidad se trató de un ‘mensaje’ dirigido a otros trabajadores de medios de comunicación.

Hacia el mediodía, Flor, Mateo y Agustín iban en camino hacia Salina Cruz, ciudad y puerto al sureste de México, en una camioneta del Imparcial del Istmo con el logo estampado en la puerta. Acababan de recoger ejemplares del diario e iban a entregarlos. Era imposible confundirlos.

A la altura de un paraje conocido como La Noria, un grupo de hombres armados los alcanzó en una camioneta con vidrios polarizados y abrió fuego en contra de los tres trabajadores, según relata la información proporcionada por la Procuraduría de Justicia del Estado.

La camioneta se salió del camino. Ellos ya estaban muertos.

El cuerpo de Flor quedó perforado por las balas dentro del vehículo.

Hay una estampa que muestra exactamente el estado de las cosas durante este ataque. La periodista Martha Izquierdo, reconocida por su valentía a la hora de hacer su labor de reportear, se acercó al vehículo donde estaban los tres cuerpos de los voceadores.

“Al llegar al lugar sonó mi celular y al contestar una voz con acento norteño que me dijo: la próxima vas a ser tú”. Y se dio cuenta que quien la estaba amedrentando estaba entre la multitud de personas que estaban en el lugar, entre militares, policías, periodistas y curiosos que se detuvieron a ver lo que ocurría. Por esa razón es que se fue dos años.

Este ataque en el que falleció Flor fue un parte aguas en el Istmo. Una gran cantidad de reporteros se escondieron o se fueron de su hogar por la paranoia que se generó en la zona. El caso de Flor, Mateo y Agustín le dio a la vuelta al mundo por lo artero.

El gobernador de aquel entonces, Ulises Ruiz, prometió castigar a los responsables -algo que todavía no ha ocurrido- y hubo una condena unánime dentro y fuera de México tras la evidencia de la indefensión en la que se encuentran los trabajadores de medios de comunicación el Istmo de Tehuantepec.

Al buscar una versión definitiva sobre lo ocurrido muchos colegas se negaron a asumir una postura directa, pues el miedo sacudió las redacciones: el diario recibió amenazas para que dejaran de informar sobre las detenciones, decomisos y muertes de miembros de los Zetas en la zona. La empresa periodística El Imparcial, con presencia en todo el estado de Oaxaca, tuvo que decidir entre seguir o no publicando el periódico: “No puedo exigir a mi gente que sean héroes, todos tenemos mucho miedo”, dijo el director y fundador del diario Benjamín Fernández.

Lo que es cierto es que a partir del asesinato de Flor las cosas cambiaron en el periodismo ejercido en el Istmo de Oaxaca: los periodistas ya mejor esperan a que salga la versión oficial en lugar de competir por ver quién es el primero que tiene la información. Se tienen que aguantar las amenazas por teléfono y correo electrónico, y la censura y autocensura son prácticas cotidianas.

 

Información adicional

  • Autor/a: Iván Quechua Reyna
  • Bio autor/a: Periodista digital y independiente.

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