El maestro Barri
Lo primero a la vista al entrar en la casa del maestro Hugo Barragán Ortiz, eran libros. Después del recibidor, cada muro estaba cubierto por estantes con cientos de ejemplares, además de cuadernos, notas, recortes de periódicos, fotografías, archiveros, diplomas: material de lectura y escritura recopilado a lo largo de 73 años.
Fue ahí, en su domicilio de Tierra Blanca, Veracruz, donde el periodista, profesor de primaria, cronista de la ciudad e impulsor del deporte, fue encontrado muerto el domingo 30 de octubre de 2005. El entonces titular de la Agencia del Ministerio Público, Investigador de Tierra Blanca, Julio César Velásquez Jiménez, refirió que el cuerpo de Barragán Ortiz había sido golpeado y su cabeza estrellada en repetidas ocasiones contra el suelo. Tres puñaladas con un cuchillo de cocina -dos en el tórax y una en la garganta- fueron las causantes directas de su muerte.
Apenas dos días antes, el programa radiofónico Por la Mañana conducido por Barragán en la XEJF Radio Max, celebraba quince años de estar al aire. Según relata la agencia de noticias Quadratín en Oaxaca, las llamadas de felicitación no pararon a lo largo de la transmisión de ese viernes.
“Era un programa de chile, de ajo y de manteca, donde se hablaba de todo”, recuerda Selina Hernández Arlandiz, colaboradora de Por la Mañana y actual Directora de Cultura del Ayuntamiento de Tierra Blanca. El maestro Barri, cariñosamente llamado así “por barrigón y Barragán” -dice Selina- tenía además una columna diaria en el periódico local La Crónica de la Cuenca. Se llamaba De Cara al Sol, y era tan variopinta como el programa de radio.
“Él escribía mucho sobre deporte, que era su hobby favorito”, cuenta el ahora cronista de la ciudad, Manlio Salomón Ramírez, “pero también sobre temas de la vida social de Tierra Blanca, de las celebraciones patrióticas, de las reinas de carnaval o de la vida política”.
Tanto Hernández como Ramírez coinciden -sin embargo- en que el profesor Hugo nunca se distinguió por ser un periodista mordaz e incisivo. “A él le gustaba hacer una crítica constructiva y hablaba sobre las conveniencias para el pueblo”, afirma Salomón Ramírez, quien fuera amigo cercano de Barragán.
Así que es poco probable que el asesinato de Barragán Ortiz tuviera que ver con algún asunto relacionado a su oficio. Las autoridades lo descartaron de inmediato y calificaron el crimen como pasional. Además de sus conocidas preferencias homosexuales, Barragán Ortiz enfrentó cargos penales en el 2002 por supuesta explotación sexual infantil. Las acusaciones no fueron probadas y Barragán recuperó su libertad.
El caso de su muerte fue esclarecido en marzo de 2006, como lo exigiera la Sociedad Interamericana de Prensa y la misma gente de Tierra Blanca, donde el profesor Hugo fue respetado y querido. El Procurador Estatal de Veracruz, Emeterio López Márquez, informó que el crimen estaba relacionado con el abuso infantil, que presuntamente practicaba la víctima, y quedaron detenidos como responsables de homicidio calificado Sergio Quevedo Alonso, el Paleta, de 21 años de edad, y Ángel Morales Illescas, el Avión.
En Tierra Blanca se le recuerda como un hombre amiguero y comprometido con su pueblo. “Todo mundo lo quería”, narra Salomón Ramírez, “recibió medallas de reconocimiento de varias instituciones, conocía a mucha gente del Gobierno del Estado y lo invitaban para estar en los grandes eventos (…) Hugo dejó un hueco muy difícil de llenar en la vida política, social y cultural de Tierra Blanca”.
“Le encantaba la bohemia, la buena música, los buenos libros, declamar y era un excelente contador de chistes”, recuerda Selina Hernández.
El archivo de notas, crónicas y fotografías de Tierra Blanca que el profesor mantuvo desde 1960 hasta su muerte, se encuentra actualmente en proceso de clasificación y digitalización a cargo de la Dirección de Cultura del municipio. Los más de 1,200 libros que le pertenecieron, están disponibles para todo el público en una biblioteca que lleva su nombre.