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JOSE ALFREDO JIMÉNEZ MOTA

Alfredo Jiménez, reportero de nota roja

 

 Alfredo Jiménez Mota fue reportero de nota roja. Comenzó su trabajo en el estado de Sinaloa, donde cursó la carrera ciencias de la comunicación en la Universidad de Occidente en Culiacán y trabajó en los diarios El Sol de Culiacán, El Debate y Noroeste, cuando aún estudiaba.

Había nacido el 16 de febrero de 1980 en la ciudad de Empalme, Sonora, donde ha vivido la familia por más de tres generaciones. Al terminar la preparatoria, decidió estudiar Ciencias de la Comunicación en la capital sinaloense y se fue a vivir a una casa de asistencia. En ese lugar conoció a un fotógrafo y un oficial de tránsito y así fue como entró a la reporteada. Desde el primer año trabajaba medio tiempo para ayudarse en sus estudios. Primero en la sección de espectáculos del Sol de Culiacán y luego en el Debate de Culiacán, donde por primera vez escribió nota roja. También trabajó en El Noroeste, antes de volver a Sonora. Y su trabajo en la revista Cambio 21 le dio su primer premio: el Estatal de Periodismo otorgado por la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Su padre, Don José, me comentó que a su hijo le gustaba mucho su profesión, que era muy valiente: “Sólo en una ocasión supe que tuvo miedo. Fue cuando del periódico lo enviaron a realizar un reportaje sobre la familia Paredes de Agua Prieta. Nunca me comentó nada sobre su trabajo o si recibía amenazas. Tanto su madre como yo sabíamos que era peligroso lo que hacía y se lo decíamos, pero él siempre sabía calmarnos. Nos decía ‘no se preocupen, estaré bien’ y no podíamos impedírselo... Él estudio esa carrera y le gustaba”.

De acuerdo a las líneas de investigación, el día de su desaparición, sábado 2 de abril de 2005, Alfredo recibió una llamada telefónica en su celular y le avisó a una compañera de trabajo que se verían mas tarde para echarse las cervezas acordadas, pues antes debía reunirse con un informante o contacto que andaba muy nervioso. Pero no le tomaría mucho tiempo, le dijo a su compañera. Eso sucedió aproximadamente a las 9h de la noche, y a partir de se momento no se supo mas de Alfredo. No regresó a su trabajo y como el domingo era su día de descanso no le extrañó a nadie su ausencia. El lunes tampoco acudió al trabajo y fue hasta el martes 5 de abril cuando se registró la desaparición. Cuando su jefe inmediato, Jorge Morales -actual Secretario de Comunicación Social del Gobierno del Estado, en la administración de Guillermo Padrés-, llamó a casa de sus padres para buscarlo porque necesitaban unos trabajos que ya debería de haber entregado.

El martes 6 de abril los padres y su hermana Leticia fueron a Hermosillo a interponer una querella por los delitos de privación ilegal de la libertad que quedó asentada en el expediente 90/05. A partir de esa fecha inicia y se da seguimiento a la investigación, de la cual se derivan once líneas de investigación entre las que destacan las publicaciones sobre la organización de los Beltrán Leyva, conocidos como Los tres caballeros; el grupo de Adán Salazar Zamorano, don Adán, señalado por su presunta responsabilidad en el asesinato de un agente del Ministerio Público Federal; el grupo de la familia Paredes, aparentemente vinculado al cártel de Joaquín el Chapo Guzmán; la organización de los hermanos Enríquez Parra, conocidos como Los números o Los güeritos; y funcionarios estatales, municipales y federales vinculados al crimen organizado.

 

EL ESTADO QUE GUARDA LA INVESTIGACIÓN

Sobre el caso y el estado de las investigaciones no hay información. La familia ni siquiera sabe el número de expediente asignado al caso. Dice doña Esperanza, su madre, que nunca se los han querido dar. Don José asegura que la última razón que tuvieron fue el pasado 17 de abril de 2012, cuando tres funcionarios de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada se presentaron en su domicilio para decirle que realizarían unas diligencias en Ciudad Obregón relacionadas con el caso, donde se catearía una residencia en Villa Itson. Días después, al preguntar sobre los resultados, le dijeron que no se había encontrado nada en relación con el caso.

Don José también se comunicó el nuevo fiscal a cargo y éste le comentó que dejarían de lado las once líneas de investigación existentes, al estar ya agotadas, e iniciarían de cero.

Una vez más, y a siete años de distancia, la situación es la misma: resultados nulos.

Nunca hubo detenidos, personas presentadas, ni tampoco se ha dado con pistas o indicios que permitan suponer que Alfredo fue asesinado o dónde están sus restos.

A la familia se les tomó en un inicio muestras de sangre, cabello y saliva, supuestamente para cotejar, en caso de necesidad, con muestras de tejido de restos o cadáveres, en caso de encontrarse en las diligencias relativas a la investigación. Pero sobre esto, no saben nada.

Así es Alfredo sólo está presuntamente desaparecido desde hace siete años, pues su muerte no se ha verificado para efectos legales.

 

Información adicional

  • Autor/a: Ramón Eduardo Ortiz León
  • Bio autor/a: Director del portal Noticias de Caborca y autor del blog Historias Mías.
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