Cinco detonaciones, una por cada año de labor
Por cinco años laboró como reportero del Semanario Visión Informativa, en el estado de Guerrero.
Fue a eso de las 7h de la mañana del 12 de marzo del 2010 cuando se supo de su muerte luego de un reporte telefónico anónimo al 066 referente al hallazgo de un cuerpo cerca de Jalapa, Guerrero.
En la zona se encontró el cadáver de un hombre joven vestido con camisa a cuadros color azul, pantalón azul marino, calcetines azules y zapatos cafés. Sin documentos que ayudaran a conocer su identidad.
Fue encontrado tirado a la orilla de la carretera Chilpancingo-Chichihualco, en un punto conocido como Aserradero Forestal, a un costado de la carretera a Chichihualco, en las inmediaciones de Jalapa, perteneciente al Municipio de Eduardo Neri.
Cerca de su cuerpo fueron encontrados cinco casquillos percutidos de bala calibre .25, por lo que se determinó que ese fue el calibre utilizado para dar fin a su vida.
En el Sistema Médico Forense se dictaminó como causa de su muerte cinco orificios de bala, uno en el cráneo y cuatro más en el pecho.
En el transcurso de la noche, en el Ministerio Público se corrió la información de su supuesta identidad, por lo que se requirió la presencia de sus familiares para identificar el cuerpo, reclamarlo y posteriormente, darle sepultura.
Reporteros Sin Fronteras lamentó la falta de “reacción efectiva de las autoridades” ante los crímenes contra periodistas.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, indicó que solicitó al Estado Mexicano una información detallada del caso.
La respuesta, que llegó el 12 de noviembre del mismo año, pormenorizaba que la investigación se encontraba en trámite por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero [PGJEG].
En el reporte se dijo que al 31 de mayo del 2010 se habían realizado las siguientes diligencias: levantamiento del cadáver, recepción de testimonios, análisis forenses y diligencias de fe ministerial de teléfono celular y mensajes de texto.
No se daba información que relacionara su trabajo periodístico con el desenlace de su muerte.
Los hechos fueron condenados por la UNESCO, que a través de su directora Irina Bokiva exigió a las autoridades mexicanas “aumentar sus esfuerzos para mejorar las condiciones de seguridad y disminuir los peligros que enfrenan los periodistas en el país” y establecía que “el asesinato de Evaristo Pacheco Solís pone una vez más de manifiesto los grandes riesgos que corren los periodistas en regiones en las que las organizaciones criminales tratan de dictar la ley”.
Pero dos años pasaron. El 19 de mayo del 2012 la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, ofreció una misa en memoria de 13 periodistas asesinados en Guerrero los últimos quince años, entre ellos Evaristo. En la Catedral de Santa María de la Asunción, el Obispo Alejo Zavala Castro elevó una plegaria por los trabajadores de los medios de comunicación, especialmente aquellos víctimas de ataques contra la libertad de expresión.
El 30 de mayo del 2012 periodistas de Chilpancingo, Guerrero, también exigieron a la encargada de Despacho de la PGJEG, Martha Elba Garzón Bernal, que investigara las agresiones y asesinatos que han sufrido sus compañeros.
Un día antes, el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa Delegación 17 con sede en Chilpancingo, conmemoraron el XXVIII aniversario luctuoso del periodista Manuel Buendía Téllez Girón, colocaron una ofrenda floral en la plazoleta Libertad de Expresión y recordaron las pérdidas del gremio. También exigieron a las autoridades garantizar el libre ejercicio del periodismo.
Tras los dos años del asesinato, aún se carece de nueva información.
Al momento de su muerte Evaristo Pacheco Solís contaba con 33 años de edad.