Este proyecto fue primero una voluntad común contra el olvido y la impunidad, luego un libro y ahora esta página que guarda memoria de los periodistas y trabajadores de la información asesinados y desaparecidos en México desde el 2 de julio de 2000, cuando inició la alternancia democrática, hasta el día de hoy.

El libro, que editamos en 2012 y que guardaba las 127 hojas de vida de los periodistas y trabajadores de la información asesinados o desaparecidos durante las dos primeras legislaturas de la alternancia democrática, no está a la venta. Nunca lo estuvo. Sólo fue posible adquirirlo en la página que Goteo.org nos abrió para hacer una campaña de crowfunding que nos permitiera hacerlo. Las donaciones y la colaboración editorial y logística de la UdeG, sirvieron finalmente para hacer 1500 ejemplares que regalamos en el VIII Encuentro Internacional de Periodistas: Los otros caminos de la información, que se celebró en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2012, donde lo presentamos.

Aunque en este espacio virtual, aquel proyecto, lamentablemente sigue creciendo.

Siéntanse libres de difundir este trabajo para hablar de los riesgos que corren los periodistas de México y la situación que atraviesa el país. Éste es un proyecto creado con la filosofía Open Source que otorga implícitamente permiso para reproducir, distribuir y compartir el material publicado en esta web con la única condición de citar su procedencia, en atención a los autores y al conjunto del trabajo realizado. 

 

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FABIÁN RAMÍREZ LÓPEZ

Voz y silencio

 

Lo de Fabián Ramírez López era ponerle voz al silencio. Todos los días, poco antes de la medianoche, llegaba a romper esa nada que se oye cuando la mayoría duerme, cuando la ausencia de palabras lo llena todo. Entonces aparecía la voz de Fabián que acompañaba a los taxistas, a los traileros, a los cantineros trasnochados y a uno que otro velador hasta el amanecer. De ahí que le pusieran el sobrenombre del Gallito.

Fabián no era considerado periodista, ni siquiera él mismo se veía así. Miembro del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Radio y la Televisión, él se describía simplemente como locutor de la estación La Magia 97.1 de Mazatlán, Sinaloa, parte de la empresa que entonces se llamaba Mega Radio. Ahí empezó como suplente, aprendiendo de todos y dándose a conocer por sus bromas cargadas de ironía y sentido del humor. Un tipo alegre, versátil, que reía todo el tiempo, hasta en la borrachera, y que logró la titularidad de su programa haciendo de la banda, el género musical más popular en Mazatlán, su sello personal. Un tipo, aseguran, al que no se le conocían enemigos.

Fue tal vez por eso que la llamada dejó a todos en silencio. Una voz del otro lado del auricular informaba que el locutor estaba muerto: que el cadáver estaba abandonado en un cerro en el fraccionamiento Rinconada del Valle, justo atrás de un centro de recuperación para adictos y a unas cuadras de la casa en donde él vivía con su esposa y sus hijos. Y tras el silencio, llegaron las voces. Que los vecinos reportaron un olor fétido, que pensaron que era el cadáver de un animal muerto. Que llegaron las patrullas al lugar, que encontraron el cuerpo. Que el dirigente del sindicato confirmó que sí, que la esposa de Fabián lo reportó como desaparecido un día antes; que la última vez que lo vieron fue el viernes. Que lo reconocieron en la morgue. Que estaba degollado, con los brazos y la espalda tasajeados. Que a el Gallito se le había acabado la voz el 11 de octubre de 2009, a los 42 años de edad.

Los periódicos locales se dieron vuelo con la historia y los periodistas con la autoridad. Que en la espalda le escribieron con una navaja las letras YTTS, reportó uno de los diarios. Que queremos saber si este es un mensaje para todo el gremio, dijeron los periodistas. Que ninguna línea de investigación lo ha confirmado, respondió la autoridad. Un par de días después, la Fundación para la Libertad de Expresión hacía un llamado para esclarecer el crimen. Le seguirían la Sociedad Interamericana de Prensa, Reporteros sin Fronteras, la UNESCO. Que qué raro, comenta uno de sus compañeros, si él ni era periodista.

Sería tal vez porque en ese año, el 2009, era común pasar de la sorpresa al miedo. Fue cuando dos periódicos de Sinaloa sufrieron atentados. En El Debate las oficinas recibieron ráfagas de cuerno de chivo. En El Noroeste, además de los balazos, dejaron una cabeza humana en la entrada. Por eso se hicieron ajustes. Se prohibió a los fotógrafos quedarse en la escena del crimen porque los sicarios vuelven para rematar. Se dio línea en la radio: no se usa la palabra Zetas ni el nombre del Chapo, ni el de criminales buscados; todo es ‘delincuencia organizada’. Los diarios cerraron el acceso a comentarios públicos en sus notas de internet para evitar que el narco difundieran sus mensajes.

Las voces en torno al asesinato de Fabián Ramírez, el Gallito, el recuerdo del locutor alegre, del bromista amiguero que iba al jale de noche, sonaron por unos días nada más. El 7 de noviembre Guillermo Jesús Mendoza, de 18 años de edad, confesó ser el asesino de Fabián y de otro hombre: un profesor de música también de Mazatlán. Antes de ser llevado al centro penitenciario de esa ciudad, en donde espera su condena, Mendoza declaró y le dio un vuelco a la historia: que mató a Fabián debido a que éste era homosexual, que sostenía una relación con él. Entonces cada uno se quedó con sus recuerdos. Las voces cesaron y a la medianoche el silencio volvió.

Información adicional

  • Autor/a: Eileen Truax
  • Bio autor/a: Periodista independiente en Los Ángeles, California.

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