Este proyecto fue primero una voluntad común contra el olvido y la impunidad, luego un libro y ahora esta página que guarda memoria de los periodistas y trabajadores de la información asesinados y desaparecidos en México desde el 2 de julio de 2000, cuando inició la alternancia democrática, hasta el día de hoy.

El libro, que editamos en 2012 y que guardaba las 127 hojas de vida de los periodistas y trabajadores de la información asesinados o desaparecidos durante las dos primeras legislaturas de la alternancia democrática, no está a la venta. Nunca lo estuvo. Sólo fue posible adquirirlo en la página que Goteo.org nos abrió para hacer una campaña de crowfunding que nos permitiera hacerlo. Las donaciones y la colaboración editorial y logística de la UdeG, sirvieron finalmente para hacer 1500 ejemplares que regalamos en el VIII Encuentro Internacional de Periodistas: Los otros caminos de la información, que se celebró en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2012, donde lo presentamos.

Aunque en este espacio virtual, aquel proyecto, lamentablemente sigue creciendo.

Siéntanse libres de difundir este trabajo para hablar de los riesgos que corren los periodistas de México y la situación que atraviesa el país. Éste es un proyecto creado con la filosofía Open Source que otorga implícitamente permiso para reproducir, distribuir y compartir el material publicado en esta web con la única condición de citar su procedencia, en atención a los autores y al conjunto del trabajo realizado. 

 

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FRANCISCO JAVIER ORTIZ FRANCO

La mesurada y acertada voz que incomodó a los poderosos de Tijuana

 

En el Semanario Zeta en Tijuana me prestan, “para empezar”, siete gordos tomos que recuperan todo lo publicado en los últimos años por Zeta y que contiene la lucha por esclarecer el mortal atentado del periodista Francisco Javier Ortiz Franco. Año tras año han publicado cada 22 de junio el seguimiento del caso. Siete aniversarios luctuosos e impunidad acumulada.

Se prepara ya el recuento del caso al octavo año.

Además, me dejan hojear abultados compendios de recortes de prensa hasta el día de hoy. Zeta recupera todas las notas publicadas sobre periodistas muertos, desaparecidos o intimidados en México. También aborda el tema de la autocensura. Guarda lo mismo recortes de su propia publicación que los de otros diarios o medios del país.

“Estamos comprometidos con el tema. Por lo menos a nosotros nos han matado a tres amigos y atentado contra uno más”, me explican Rosario Mosso Castro y César René Blanco Villalón, editora general y director general del semanario, este último además es hijo del fundador Jesús Blancornelas, quien sufriera un aparatoso atentado del que salió vivo pero donde su acompañante murió. “Tenemos a Pancho muy presente, fue muy doloroso su asesinato y lo recordamos muy vívidamente”, cuentan. Su relato coincide con los textos de aniversario luctuoso publicados y las doble planas escritas por Jesús Blancornelas sobre el caso.

Pancho, como lo llamaban cariñosamente, fundó Zeta junto a Blancornelas y Héctor ‘el Gato’ Félix Miranda, otro periodista asesinado sin que el crimen fuera esclarecido y por quien en todas las ediciones de Zeta se publica una página negra exigiendo justicia y señalando al presunto culpable: Jorge Hank Rhon.

Ortiz Franco era un abogado convertido en periodista que también ejerció como profesor. Siempre fue, -según lo recuerdan- un hombre equilibrado, sensato, serio, prudente. “Mientras en la redacción nos acalorábamos los apasionados y viscerales con ciertos temas, él fungió varias veces como el fiel de la balanza”, cuenta Rosario Mosso. Era el que desempataba o destrababa los conflictos. Un hombre justo, un editor comprensivo, educado y de trato cortés, que sólo parecía salirse de sus casillas ante insoportables faltas de ortografía.

Y así eran sus textos: pulcros, equilibrados, balanceados y veraces. “Se sabe que hay periodistas que se meten en problemas porque no confrontan las fuentes y se van con un solo lado y publican. Pero ése no era el caso. Sus textos eran particularmente equilibrados”, narran Blanco y Mosso.

Parte de las sospechas sugieren que lo asesinaron no por el texto sino por las fotos que acompañaron una de las últimas notas que firmó. Otra sospecha es que, dado que él era el abogado del caso de Héctor Félix Miranda, y buscaba reabrir el caso, eso incomodó al sospechoso Jorge Hank Rhon y lo mandó matar al igual que a Félix. Pero las dos son especulaciones porque ninguna autoridad, ni la local ni la federal -que atrajo el caso por la sospecha de que miembros del crimen organizado estuvieran involucrados-, han concluido nada.

La mañana del 14 de junio de 2004 Francisco Javier Ortiz Franco le pidió a Jesús Blancornelas unos días para recuperarse de una leve parálisis facial para la cual el médico le había recomendado un poco de reposo. Blancornelas cuenta en un texto publicado en la edición de la semana del 20 al 26 de junio de 2008 que ese día fue el último que lo vio. Una semana después el Procurador del Estado, Antonio Martínez Luna, le llamó para decirle: “Alguien de Zeta fue balaceado”. César René Blanco cuenta que su padre le pidió localizar por teléfono a todos los que faltaran en la redacción y que comisionó a dos personas, una de ellas Lauro, el hermano del “licenciado Ortiz Franco”, para que fueran al lugar donde decían que estaba el muerto e informaran quién era. En el ínter todos los que estaban fuera trabajando se localizaron. Entonces llegó la llamada confirmando que había sido Pancho el asesinado. Jesús Blancornelas escribió que pudo imaginar el dolor de Lauro al ser comisionado para enterarse de la muerte de su hermano que estaba de vacaciones. Lo peor: había sido balaceado frente a sus hijos. Los menores iban en el asiento de atrás del coche hasta donde llegó el asesino. “Los niños corrieron a la primera casa que vieron y una señora les abrió para resguardarlos cuando oyó los disparos y vio lo que pasó”, recuerda César René. La escena resulta infame. No olvidan la desesperación en la redacción, el llanto, el no poder creerlo. “Lloró Blancornelas frente a todos, eso sí no nos lo esperamos jamás y fue devastador”, cuentan César René y Rosario.

“Nos dimos a la tarea de investigar, de no soltar el caso, pero el resultado es indignante”. Porque no se hace nada. “Publicamos la lista de sospechosos del asesinato de nuestro compañero, lista que no nos inventamos nosotros… No tenemos esa imaginación. Es un documento de la autoridad, de la Procuraduría Estatal. Hasta la Procuraduría General de la República atrajo el caso y coincidió en los nombres, pero no capturó a nadie. Ahí aparecen miembros del cártel de los Arellano Félix, de los Zetas y también aparece Jorge Hank Rhon”.

“Lo insólito del tema es que medio han ido capturando a algunos de la lista pero no por el asesinato de Pancho, sino por otros delitos y luego resulta que ‘ah, se le vincula también con el asesinato del periodista de Zeta’. Pero luego no le siguen, no investigan. Aunque gobernadores de Baja California, el ex presidente Vicente Fox y el presidente Felipe Calderón se han comprometido a resolver este caso, así como el otros periodistas asesinados en México, el resultado ha sido años de impunidad”. 

 

Información adicional

  • Autor/a: Cecilia M. García Muñoz
  • Bio autor/a: Periodista independiente en Ensenada, Baja California.

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