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FM4, un paso hacia la dignidad (I)

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Para Diego, Mónica, Alina y toda la banda

 

En días pasados FM4 Paso Libre, presentó su informe de investigación “Migración en tránsito por la Zona Metropolitana de Guadalajara: actores, retos y perspectivas desde la experiencia de FM4 Paso Libre”.

 

Es probable que mucha gente no conozca el extraordinario trabajo que realiza este grupo, asociación, colectivo, organización que surgió en Guadalajara a iniciativa de estudiantes universitarios preocupados y ocupados por “los caminos del migrante”, que iniciaron sus esfuerzos en 2006, cuando arreciaba la violencia y México se convertía paulatinamente en ese puente sangriento y brutal para miles y miles de transmigrantes centroamericanos. Es probable también que muchas de ustedes, personas solidarias e interesadas en lo que se ha convertido en una tragedia humanitaria, no entiendan de dónde proviene el nombre de la asociación FM4; resulta que en México existen 10 tipos de formas (formatos) migratorias, las más conocida son la FM3 aplicable para la calidad de No Inmigrante y la FM2 aplicable para la calidad de inmigrante e inmigrado, en sus 9 modalidades: artista y deportista, asimilado, confianza, científico, familiar, inversionista, profesional, rentista, técnico. Así, aquel grupo inicial de estudiantes universitarios que luego fue creciendo hasta ser una marea importante de voluntarios, activistas, abogados, investigadores, decidió que habría que crear la FM4. Esa forma que apelaba y buscaba un paso libre “de violencia”, un pase libre y “justo”, un pase libre “digno” por México.

FM4 es hoy una realidad y un esfuerzo sostenido en y desde lo cotidiano para atajar las vicisitudes que enfrentan los migrantes a su paso por el centro occidente de México y más allá; ya para abril del 2011, FM4 asumía la Secretaría Técnica del Foro de Migraciones que los vincula a nivel nacional con una amplia red de atención (asesoría, comedores, salud, contactos con el país de origen) nacional y se ha convertido en una referencia obligada sobre este tema.

Entre mayo de 2010 y mayo de 2013, FM4 atendieron a 10 mil 588 personas en tránsito por el llamado “Corredor Occidente” que según documenta la organización es cada vez más utilizado por migrantes en tránsito hacia Estados Unidos. De acuerdo a sus datos,  esta población en tránsito está conformada en un primer grupo por un 43% de personas provenientes de Honduras; 14.9% de Guatemala, 9.6% de El Salvador y, un 1.5% de Nicaragua. Un segundo grupo, que no deja de resultar sorprendente, es el de los mexicanos en tránsito de sur a norte, que representa el 30.2% (muchos de ellos deportados que van en tránsito invertido, es decir no “van”, sino que “regresan”). Esta población es mayoritariamente masculina y el grupo etario más numeroso es el que se encuentra entre los 18 y los 26 años (34.2%); los menores de 17 años representan el 4.1%.

De entre el conjunto de datos que FM4 ofrece (y que pueden ser consultados directamente), hay uno particularmente relevante: las personas que llegan al CAM (Centro de Atención a Migrantes) de FM4, llevan en promedio 20.5 días en el camino y ¡apenas van a la mitad del trayecto! Cuántos días de angustia, hambre, miedo, incertidumbre, vulnerabilidad se requieren para transitar de un estado de indefensión e inequidad en la propia patria a otro igualmente injusto y precario en el lugar de destino, si es que se alcanza.

El paso por Guadalajara no es una novedad. A partir de 2005 se hacía cada vez más evidente que la ciudad y su zona metropolitana se convertía en la “frontera invisible”  como la llamamos el cronista argentino Cristian Alarcón y quien esto escribe, para aludir a la experiencia de jóvenes transmigrantes a su llegada a esta zona, constatamos que en la topografía de sus itinerarios y sus imaginarios, Guadalajara constituía un logro conquistado y un desafío, una frontera invisible. Entonces, no existía FM4 Paso Libre y las vías del tren eran un hervidero de gente dispersa y asustada. Y no es que hoy los transmigrantes a su paso por la ciudad, estén menos asustados, pero hoy hay un refugio cierto y generoso, un lugar dentro de un mapa hostil y siniestro.

La masacre de San Fernando en agosto de 2010  , en la localidad conocida como El Huizachal en Tamaulipas, en la que fueron ejecutadas 72 personas, 58 hombres y 14 mujeres, en su mayoría transmigrantes centro y sudamericanos, volvió visible y audible la magnitud de una tragedia para la que ya no alcanzan las palabras. Robos, extorsiones, secuestros, violaciones y muerte brutal a la que se exponen esos hombres, mujeres, niños que salieron de sus países en búsqueda de un porvenir. La situación de los migrantes en tránsito por México, se deja leer como un antes de San Fernando y un después de San Fernando. Como acontecimiento límite, la masacre rearticuló grupos de la sociedad civil, alertó a la ciudadanía, provocó la indignación y acrecentó el trabajo solidario, aunque el horror, no terminó, no termina.

“Nada, nada, yo pensé que el camino era cortito, se me hizo muy, se me hizo grande. Yo dije es poquito de aquí. 21 días que salí, la tranquilidad también, es peligroso este viaje perder la vida así, a morir”. (Nicaragüense de 30 años, citado en el Informe, p. 41)

La ruta del Pacífico es la más larga de todas, 4 mil 137 kilómetros hasta la última estación en Mexicali. Las otras, la del centro y la del golfo, son más cortas pero las estaciones de llegada se encuentran en zonas controladas por el crimen organizado. Así muchas personas optan por la vía larga (aunque como prueba el informe de FM4 la “elección” va del desconocimiento de la geografía nacional o por sugerencia de las mismas redes de amigos y parientes), 54 % alude a razones de seguridad.

Hay muchas razones para agradecer a FM4 no solamente su trabajo voluntario y fundamental, sino además la documentación cuidadosa e inteligente de lo que significa el itinerario incierto de los transmigrantes, los datos que nos ayudan a entender  y a calibrar los tamaños de la tragedia, la voluntad con la que avanzan en el día a día para volver visible que ningún ser humano debe ser ilegal. Considero que resulta fundamental la combinación que esta asociación, grupo, colectivo, ha logrado: el trabajo humanitario con el trabajo político.

A partir del informe de FM4 es posible preguntarse por el vocabulario que se requiere para narrar este viaje, que gramática es posible cuando el trayecto es un  índice de agonía, de violencia; un trayecto que produce la herida, no la sutura y que mantiene la carencia en suspenso, sin resolverla.

(Me ocuparé de la segunda parte del Informe en una siguiente entrega)

Información adicional

  • Por: : Rossana Reguillo

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