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Junio. Los desaparecidos en Jalisco

Los desaparecidos en Jalisco Los desaparecidos en Jalisco Los desaparecidos en Jalisco

Desaparecer no es sinónimo de ausencia. Desaparecer no significa dejar de existir; por ello, los desaparecidos jamás podrán ser sólo cifras. Son personas que un buen día no llegaron a donde debían o que ya no regresaron al sitio de donde partieron.  

En Jalisco se les mira en anuncios pegados en algunos postes, descansan en las casetas telefónicas mirándonos con un amplio letrero que dice: “SE BUSCA”. Algunas veces, van de mano en mano en volantes que familias valientes reparten para extender a través de los otros su noción de esperanza.

 Ya en la mano uno lee rápidamente datos como: “Se busca. Nachito. Ayúdanos a encontrarlo. Tiene 11 años, cualquier información comunícate al 44 33 34 80 76 37” 0 “Susana Alondra Manzano Carpintero desapareció el 7 de febrero de 2013 en Guadalajara, Jalisco. Salió de los departamentos frente a Plaza Bonita y ya no regresó. Comunícate a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. ”, después uno dobla el volante o deja de ver el anuncio porque nos resulta incómoda la mirada del desaparecido, algo de esa realidad que se vuelve más común nos interpela, pero el volante al igual que la mirada se guardan para desaparecer una vez más a la persona que esperaba ser hallada.

Del 2006 a la fecha en Jalisco han desaparecido 2 mil 234 personas, lo que representa el 8.5% del total de desapariciones a nivel nacional (26 mil 121). De estos, las mujeres representan al 53% con mil 185 casos y los hombres el 47% con mil 049, según datos del Sistema del Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (Sirenped).

Un problema tan alarmante como éste cobró en junio una fuerza inusitada cuando en un fin de semana (del 21 al 23 de junio) tres menores desaparecieron. Esto activó la Alerta Amber, la cual es un protocolo de seguridad que se inicia para coadyuvar a la búsqueda de menores de edad al momento en que se hace la denuncia ante las autoridades.

El 21 de junio, Luis Antonio Ortiz (14 años) y Andrés Barba (15 años) desaparecieron a las afueras del centro comercial Ciudadela cuando abordaron un taxi acompañados de otros dos sujetos. El día 22, Nancy -de menos de dos años- fue arrebatada de los brazos de su madre al cruce de las avenidas Lázaro Cárdenas y 8 de julio. A la fecha se desconoce el paradero de la menor y los dos chicos fueron encontrados muertos 11 días después de su desaparición.

Estos casos, como se dice en el argot popular, destaparon la cloaca y evidenciaron que el tema de los desaparecidos no es un asunto menor en Jalisco, aunque sí ha sido un tema poco relevante para las autoridades, pues en estos últimos siete años donde el problema se agudizó, poco es lo que en verdad se ha hecho para encontrar a estas 2 mil 234 personas desaparecidas.

 

La indolencia del fiscal y la extraña desaparición de dos menores

“Yo sólo estoy a la espera de que me toquen la puerta para que me digan aquí está o ¿sabes que? ven por él aquí lo tenemos”, expresó Luis Barba, padre de Andrés Barba a quien vio por última vez cuando lo dejó con su amigo Luis Antonio Ortiz en la entrada de Plaza Ciudadela, ubicada en el municipio de Zapopan.

Ese día Luis Antonio había comido en casa de la familia Barba y como otras tantas tardes, Luis los llevó a la plaza para que los chicos se divirtieran. Ignoraba que minutos después ambos abordarían un taxi que estacionado a las afueras del lugar esperaba por ellos. Luis Antonio y Andrés subieron a ese vehículo no sin antes platicar por unos minutos con uno de los dos sujetos que los acompañaron  hasta el auto, tal y como quedó asentado en los dos videos que la Fiscalía General del Estado expuso ante los medios el 28 de junio, una semana después de la desaparición de los menores.

Luis Barba nunca imaginó que ese sería el último día que vería a su hijo, pues éste y Luis Antonio, 11 días después, fueron encontrados muertos en el rancho La Cebada, ubicado en el interior del Bosque La Primavera, a las afueras del municipio de Zapopan.

En este mismo predio, donde hay varias propiedades, el 6 de abril de 2011 se habían encontrado precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas y armas. Esa finca había quedado al resguardo de las autoridades pero las actividades delictivas continuaron en la zona.

El día 28 de junio personal de la Fiscalía realizó una diligencia en La Cebada, pues se informó que ahí habían sido visto los menores, y así fue como una finca se aseguró al encontrarse indicios de que Luis Antonio y Andrés estuvieron allí. Pero no fue hasta la mañana del 2 de julio cuando a 600 metros más adelante de la finca se encontraron los cuerpos de Luis Antonio Ortiz y Andrés Barba.

Así lo confirmó el Fiscal General, Luis Carlos Najera, quien en rueda de prensa (2 de julio) precisó que ambos menores fueron asesinados el mismo día de su desaparición siendo el principal móvil de estas acciones las presuntas burlas que ambos realizaron contra un compañero de la escuela que resultó ser hijo del narcotraficante José Ángel Carrasco Coronel, “El Changel”, quien fue detenido el 30 de enero de 2013 en el municipio de Tlajomulco y, de acuerdo a la inteligencia militar, era quien tomaría el lugar de Ignacio Nacho Coronel Villareal al frente del Cártel del Pacífico.

Al momento de su detención, el comandante de la V Región Militar, Daniel Velasco, precisó que: “Esta captura podría ser la causa de la violencia en Jalisco por los reacomodos en el control de las plazas”. Violencia que se mantiene hasta hoy.

Este presunto bullying al hijo de Carrasco Coronel dio pie a la venganza que consistió en engañar a Luis Antonio para que éste considerara unirse al narcotráfico y a cambio le darían un pago inicial de 20 mil pesos, tal y como se precisa en las conversaciones que -vía Facebook- se generaron entre éste y un sujeto de nombre Raúl Barajas, a quien después se le atribuiría la identidad de un joven de 16 años. Sería con éste con quien Luis Antonio se vería en Plaza Ciudadela para definir si entraba o no al crimen organizado.

Sin embargo, la historia de estos asesinatos tuvo un punto álgido cuando sin más pruebas que las conversaciones generadas en Facebook, el Fiscal General extralimitando sus funciones dio a conocer que la desaparición de estos menores estaba ligada al crimen organizado, pues de la computadora de Luis Antonio se habían extraído las pruebas que confirmaban el interés que éste tenía por unirse al narcotráfico. Cuestión que siendo fiel a las conversaciones -de las que se tiene copia- no era un hecho consumado como lo hizo ver el Fiscal.

A sabiendas de que estas declaraciones podrían poner más en riesgo la vida de los menores, Luis Carlos Najera, una semana después de la desaparición de los jóvenes, explicó que Luis Antonio se encontraría ese 21 de junio con “un joven” en Plaza Ciudadela para de ahí trasladarse al lugar donde supuestamente los esperaba el “el jefe” de la banda. “Luis Antonio bien sabía a lo que iba”, sentenció el Fiscal, quien añadió que Andrés Barba desconocía las razones que tenía su amigo para ir a la plaza.

El pago por iniciarse sería de 20 mil pesos y después recibiría 10 mil cada mes a cambio de realizar reservaciones o llevar algunos paquetes, pero sí demostraba “lealtad” podría llevarse mercancía para vender por su casa y así “ganarse más feria”.  Esas fueron las promesas hechas a Luis Antonio. Pero nadie imaginaba que todo esto era un engaño para que ambos fueran llevados con el hijo de Carrasco Coronel. 

Del joven con el que supuestamente Luis Antonio pactó la cita en plaza Ciudadela  nada se sabe, pues está ausente desde el día 28 de junio cuando la Fiscalía General lo señaló como uno de los posibles responsables. La única persona retenida por el caso es un menor de nombre Isaac, que era la persona que en el video de las cámaras de seguridad de la plaza acompaña a Luis Antonio y Andrés hasta el taxi que los llevaría a La Cebada. Este retenido fue quien confesó el móvil de la venganza y quien indicó a las autoridades el lugar donde se encontraban los cuerpos.

“Mi hijo es un niño inocente, él nunca anduvo buscando eso, a él lo engañaron y lo jalaron… yo sólo pido que me lo dejen en algún OXXO, en una plaza o donde sea... yo lo que quiero es que mi hijo regrese pronto con bien”, comentaba Luis Barba sin saber que, en efecto, Andrés terminaría pagando las consecuencias de la impunidad con la que actúan los grupos delictivos en Jalisco y la manera en que al hijo de un narcotraficante se le hizo fácil asesinar a quienes supuestamente se burlaban de él.

El caso sigue abierto y en torno a éste muchas dudas giran, pues aún se debe detener a las otras dos personas y dar pruebas contundes del móvil que llevó al asesinato de Luis Antonio y Andrés. También se debe revisar la actuación indolente del Fiscal, Luis Carlos Najera, quien no guardó en ningún momento respeto por las víctimas y su condición de menores de edad, y sin pruebas contundentes los criminalizó al vincularlos con el narcotráfico. El Fiscal tomó atribuciones que sólo a un juez le competían.

 

 

La violencia que no cesa

En el último año, los homicidios en Jalisco aumentaron un 85% al pasar de 424 a 790, tal y como se reporta en el Sistema Estadístico del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF). Tan sólo en el mes de junio asesinaron a 122 personas.

La Zona Metropolitana de Guadalajara, que comprende ocho municipios, es el vórtice de esta violencia, pues aquí han sucedido 494 homicidios el último año. La autoridad, sin embargo, dice que todo está bajo control.

Haciendo una fragmentación de estos homicidios, en 719 de los casos las víctimas fueron hombres y 69 mujeres. Es necesario destacar esta última cifra porque los femenicidios en Jalisco han aumentado considerablemente en los últimos años. En 2012 se cometieron 147 crímenes contra mujeres y en lo que va de este año ya vamos casi por la mitad.

Si nos ubicamos en franjas de edad, la población más abatida son los jóvenes entre 18 y 34 años con 398 asesinatos, 242 contra adultos entre 35-54 años, 73 a personas de más de 55 años, 48 a menores entre 1 y 17 años, y, finalmente, hay 29 casos en que se desconoce la edad de los occisos. El 70% de estos homicidios se cometieron con algún tipo de arma de fuego.

Parece que, como afirma Salvador Camarena en su columna Tronera en SinEmbargo, el infierno abrió una sucursal en Jalisco y junio fue su punto álgido. No obstante, aquí las autoridades han querido obviar la tensa calma en que vivimos y se les olvida que la violencia ha llegado a tal nivel que nuestros niños, como en el caso expuesto, ahora son quienes están jugando a matar.

Información adicional

  • Por: : Darwin Franco
  • Biografía: Periodista y comunicador. Profesor de la Universidad de Guadalajara y del ITESO. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / @darwinfranco

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